sábado, 22 de marzo de 2008

Cayó una hoja y dos y tres.
Por la luna nadaba un pez.
El agua duerme una hora y el mar blanco duerme cien.
La dama estaba muerta en la rama.
La monja cantaba dentro de la toronja.
La niña iba por el pino a la piña.
Y el pino buscaba la plumilla del trino.
Pero el ruiseñor lloraba sus heridas alrededor.
Y yo también porque cayó una hoja y dos y tres.
Y una cabeza de cristal y un violín de papel y la nieve
podría con el mundo si la nieve durmiera un mes,
y las ramas luchaban con el mundo una a una,
dos a dos, y tres a tres.
¡Oh duro marfil de carnes invisibles!
¡Oh golfo sin hormigas del amanecer!
Con el muuu de las ramas, con el ay de las damas,
con el croo de las ranas, y el gloo amarillo de la miel.
Llegará un torso de sombra coronado de laurel.
Será el cielo para el viento duro como una pared y las ramas desgajadas se irán bailando con él. Una a una alrededor de la luna, dos a dos alrededor del sol, y tres a tres para que los marfiles se duerman bien.